domingo, 16 de marzo de 2008

Amor de hojalata

Harrison Ford, en Blade Runner, se enamoraba perdidamente de Rachael, una replicante a la que tenía que matar. Su belleza y su -algorítmico- carácter se antepusieron a su naturaleza artificial.

Dicen que la realidad supera la ficción, y todo es cuestión de tiempo. Recientemente esté empezando a salir un tema de debate sobre el papel de los androides en el amor y el sexo, seguramente espoleado por el último libro de David Levy, científico -y ajedrecista- británico, titulado "Love and sex with robots".

David Levy asegura que es inevitable que en un futuro a medio-largo plazo, la humanidad termine creando robots con forma humana -androides- con unas aptitudes cada vez más naturales (mirad si no al perrito de Sony Aibo, o a Asimo) hasta el punto que un humano pueda llegar a tener relaciones e incluso enamorarse y casarse. Según Levy, igual que hace 100 años el matrimonio interracial y homosexual estaba absolutamente prohibido y el sexo era totalmente tabú, en los próximos años la frontera irá hacia aceptar las relaciones humano-robot. Asegura que la cuestión no es si sucederá o no, sino cuándo.

La nueva era de las telecomunicaciones ha permitido que dos personas se enamoren vía internet, sin siquiera verse en persona o incluso sin verse la cara (aunque después pasa lo que pasa), o también hay el ejemplo de enamorarse de una actor de una película o cosas semejantes, así que no parece tan descabellado que uno termine enamorándose de un robot la mar de hermoso programado para decirte lo mucho que te ama... el sexo supongo que será más "normal". Ya se sabe, si pesa más que un pollo...


Pero vamos, este es tema. Mi opinión es que todo esto suena un poco raro. El sexo con robots supongo que es algo que tiene que suceder (bueno, igual que hay gente que tiene muñecas hinchables... hay de todo en el rebaño del Señor. Ahora me viene a la mente el servicio que hay en algunas ciudades de EEUU para altos ejecutivos de dar una vuelta en limusina con una muñeca -bien hecho, todo sea dicho- dentro para que el hombre se quede a gusto... aunque ahora me viene a la mente el escándalo del gobernador de Nueva York, no es tan mala idea. Al menos una boca de plástico no habla), pero de aquí a enamorarse o casarse con un robot... vamos, muy solo tiene que estar alguien para tomar una decisión así. No sé, suena todo muy raro y me parece un bonito y curioso ejemplo de la dehumanización accelerada a la que está sometida la sociedad.

Aunque más allá de todo esto, está la cuestión de si se podrá algún día crear un androide tan perfecto como la replicante de Blade Runner, la T-X de Terminator 3 o Motoko, de Ghost in the Shell. Con "robots" como estos, la barrera se diluye hasta prácticamente desaparecer, pero la cosa está si llegaremos a una tecnología así. No por cuestiones de tiempo, sino físicas. Es decir, ¿permite la física crear un androide así? ¿se puede crear una IA (inteligencia artificial) tan perfecta? Lo defensores de la IA fuerte aseguran que sí, que solamente es cuestión de tiempo. Otros, como Roger Penrose, aseguran que la física actual (mecánica cuántica) no dan una explicación sólida al funcionamiento del cerebro, así que con el conocimiento de la naturaleza actual es imposible. Pero es más, el cerebro no funciona siquiera como una másquina de Turing -computador clásico-. De hecho, se calcula que ni una máquina de Turing indeterminista -comutadora cuántica-, procesando un algoritmo indeterminista sería capaz de emular el cerebro humano de manera satisfactoria. No se podría emular, por ejemplo, la intuición. Penrose asegura que la mecánica cuántica no es una herramienta suficientemente potente para explicar la física del cerebro, así que no hay manera de emularlo.

Sea como fuere, Levy se ha tirado a la piscina y ha puesto una fecha para cuando los matrimonios entre humanos y robots sean una realidad: 2050. A mí me gustaría decirle un par de cosas a Levy. La primera, que hasta que los físicos no creemos una toría que explique el cerebro, nada de nada, así que no se emocione. Y dicho sea de paso, a ver quién es el guapo que encuentra un sustituto a la mecánica cuántica... joas. Y segundo, recordarle la un tanto recursiva ley de Hofstadter: las cosas siempre llevan más tiempo del que se preveía, aún teniendo en cuenta la ley de Hofstadter.

En fin, todo sea por un mundo feliz :).

3 comentarios:

Anónimo dijo...

M'alegra que hagis posat aquest escrit doncs crec que al cap i a la fi es demostrarà la meva teoria de que quan es pugui "construir" un robot que sigui anatòmicament igual que una dona, els casaments entre humans es veuran reduïts de forma dràstica. I no, no cal que el robot en qüestió estigui dotat d'una IA que emuli el cervell humà, ni que tingui emocions i ni molt menys cap mena de desitjos. Només cal que faci allò que se li digui. Aleshores tindrem al nostre abast a la "dona" ideal. Sense migranyes, sense canvis d'humor, sense histèries, sense xerrades interminables sobre coses sense sentit, sense fer-li cas quan ho creu necessari i molts exemples més que no citaré perquè són obvis.

tabris dijo...

jajaja, mira que mentre escrivia anava pensant en tu... cagon, encara haurem nascut 50 anys massa aviat.

Anónimo dijo...

No cal emular el cervell humà. Crec que és impossible. Només caldria crear un sistema de resguard semi-infinit (o sigui, finit creixent, com l'univers) on es poguessin traspassar els sentiments humans.

Però, amb lo que costaria, només es podria crear una dona (molt preuada pels homes informàtics o físics). Sortiria més a compte crear un EVA, i follar-te les que volguessis xulejant de "vehicle".