miércoles, 28 de mayo de 2008

third impact

Dijo alguien que internet era -es- la tercera gran revolución de la humanidad. Se quedó tan pancho y yo seguí preguntándome porqué y cuáles serian las otras dos. Supongo que la segunda podría ser la revolución industrial, mientras que la primera quizá me aventuraría a asegurar que podría ser la agricultura. Esta reflexión es vieja, pero el otro día me asaltó una idea bastante más atractiva.

Pensé que la primera gran revolución podría ser la palabra hablada. La comunicación oral; es el paso de un mundo extraño, ajeno, abstracto, salvaje a un mundo organizado, etiquetado, acotado, conocido, investigado. Es el paso de lo desconocido a lo desconocido, de una visión sin identidad a una plena capacidad para concretar, clasificar e individualizar, separar, enriquecer a la vez que simplificar la realidad. Esto aportó conocimiento y el conocimiento llevó a la agricultura.

La segunda gran revolución podría ser no la industria, pero la palabra escrita, pues el mayor logro de la industria fué la prensa, el libro, para todo el mundo, sin fronteras: la destrucción del analfabetismo, el fin de la incultura impuesta, una ventana a la sabiduría, al desarrollo de la humanidad.

Y la tercera gran explosión no es más que la palabra digitalizada. Internet, análogamente a la vieja prensa, es el medio, pero la esencia en sí se encuentra en la palabra, ahora hecha de ceros y unos que aterriza en el web y se expande como una gota de aceite en el océano, pero sin perder la identidad, de hecho, haciéndose cada vez más y más fuerte y con más inercia por cuanto más se expande. Es en el mar de datos que es internet donde se ha producido la verdadera tercera revolución, la destrucción de cualquier muro a la libertad de expresión, libertad para aprender, para enseñar, para comunicarse; para difundir la palabra, las ideas sin restricciones ni fin.

Es por ello que ni la agricultura ni la indústria ni internet en sí mismos me parecen a mi revoluciones en el sentido de cambiar a la humanidad en sí entendida como ente absoluto. Es la palabra, ya sea en su forma digitalizada como en sus ancestrales formas escrita y hablada la que es la esencia detrás de tales acontecimientos. Es la idea lo que nos hace vivos y la comunicación de ideas lo que nos hace hombres, seres conscientes de una propia individualidad a la vez que de una propia globalidad; y es la palabra lo que nos permite definir, concretar conceptos y compartirlos con otros seres, en cualquiera de sus formas.

Es por ello que no se debe menospreciar el poder de la palabra digitalizada, pues nos hace más humanos, sea lo que fuere lo que quiera decir eso.

Es por ella por la que puedo gritar al aire reflexiones de una ducha fría a medianoche, a la espera de que alguien las coja al vuelo, las lea.

Saludos!

2 comentarios:

Marta dijo...

És bonic pensar-ho, un to força poètic tot l'escrit. Tot i així, discrepo.
A veure si ens veiem i m'expliques tota aquesta maranya de pensaments i sensacions que t'assalten!

tabris dijo...

Pero explica perqué discrepes! I si, a veure si ens veiem, aniria sent hora...